No sé cocinar

Yo pensaba que era cuestión de practicar, pero debo enfrentarlo: no sé cocinar. No sólo soy incapaz de memorizar recetas, sino que una vez preparado un platillo, olvido todo: desde los ingredientes, el procedimiento, las especias y condimentos... Tampoco tomo la iniciativa de cocinar, sino que lo hago cuando ya no tengo de otra.

Cuando estaba chica mi mamá, quien cocina con los ojos cerrados, para dos o para treinta, en cocina moderna o en el bosque, me dijo cada vez que entró a la cocina a preparar la comida: pon atención, algún día vas a tener tu propia familia, blá blá blá... No le hice caso, me limité a decirme que nunca iba a casarme y nunca iba a tener hijos, y nomás le ayudé a picar los ingredientes –en eso soy experta–. Ya viviendo sola me enfrenté a la dura realidad: cocinar es realmente difícil. Por muchos años comí pastas con chayote, quesadillas y carne asada, y luego un amigo uruguayo me enseñó a cocinar pasta carbonara (con "panceta" y todo). Por mucho tiempo esos fueron los platillos que comí viviendo sola.

Hoy la vida me sugiere que me ponga las pilas y cocine para los que más amo: mi esposo y mi hija. Escribo esto como cuando los alcohólicos aceptan su vicio, dando el primer paso para la curación:

Soy Verónica y no sé cocinar.

 

Comentarios

Entradas populares